Job aprendió a tener esperanza basada en lo que había vivido!
La Biblia nos dice en Romanos 5 que la esperanza que no nos defrauda es la que está fraguada en las pruebas superadas. Fijemonos que el relato bíblico no dice como Job alcanzó su fortuna, ni el hace saber cómo fue. Es en las dificultades que conocemos a Dios y no en la bonanza. Es decir, que si algo no te costó el justo precio, para conservarlo tendrás que sufrirlo.
Aunque José el hijo de Jacob superó muchos obstáculos para llegar a ser segundo en Egipto, tuvo que enfrentarse al recuerdo desagradable del mal que había sufrido (cuando sus hermanos fueron a comprar provisiones) para aprender a perdonar.
Esto también lo aprendemos de la frase de David: 'no daré yo al Señor algo que no me cueste'. A David el Reino nunca le fue quitado pues su corazón fue agradable a Dios y por eso fue ungido por rey. Muy contrario a Saúl que aunque Dios lo llamó con llamado poderoso no entendió su papel de canal de bendición y se creyó la fuente misma de ella: se avergonzó del llamado a rey escondiendose entre los bultos el día que lo ungirian públicamente como rey de Israel y luego que se vio con poder, lo uso a su antojo.
La historia de Job nos debe mover a reflexionar sobre el valor que le damos a las bendiciones de Dios, y lo paciente que debemos ser para con Dios a fin de ser bendecidos por El y crecer con las pruebas que el nos permite. Recordemos que así como la de Job, nuestra historia de superación puede ser de bendición para otros, bendiciones amado/a.
Referencias Bíblicas:
Romanos 5.3-5
Génesis 42-45
2 Samuel 24.24
1 Samuel 9-10
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