Bienaventurados los que lloran porque serán consolados!
Hubo un verso que se repite en muchas situaciones del pueblo de Dios y es Nehemías 9.9. Que habla de que el Señor escuchó los lamentos de su feto (por así decirlo) Israel, cuando todavía no había nacido como pueblo (le hacía falta identidad de gobierno, legislativa, y estructural. Este verso dice implícitamente porque Dios abrió el mar rojo para que ellos pasarán: los lamentos del pueblo.
Así mismo el salmo 107.6, así como muchos otros versos en la Biblia nos hablan de los hermosos y gloriosos frutos de quejarsele al Señor, de buscarle con aflicción de espíritu, confrontado por la verdad y sabiendo que no lo escogimos nosotros a El sino el a nosotros (Juan 15).
Hay en la historia del pueblo de Israel una historia bien bonita; tanto, que su final es una palabra Hebrea que ha trascendido los tiempos: Ebenezer. Está abarca 4 capítulos y trata de la separación del objeto más preciado del pueblo de Israel, el arca del pacto donde estaban escritas las tablas en las que Moisés escribió los 10 mandamientos, y el propio pueblo de Israel. Te invito a que inciertas en algo valioso leer la palabra de Dios y aprendas porqué debemos ir a quejarnos con Dios en vez de con el mundo.
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